Por:
Roberto de Vries
(Médico Psiquiatra)
El Poder de lo Psicológico. Eurípides (480 a.C. – 406 a.C.)
Cuando
uno evalúa las lecciones de poder fundamentales de este autor griego nacido
hace casi dos milenios y medio, se puede pensar en la importancia que tiene la
evaluación de la psicología del poderoso humano (héroe) y que, puede reconocerse,
como consecuencia, en uno de los primeros trabajos sobre la psicología del
poder que, a diferencia de los que otros autores contemporáneos con él, no
abordaban las cualidades y los defectos de los héroes, no los humanizaban.
Eurípides sí lo hizo, recordándonos que todo líder, todo héroe, no es más que
un ser humano, mortal, con defectos y virtudes y que, cuando esto no se
comprende, se está frente a graves peligros.
Las
peores tragedias comienzan cuando
un
ser humano débil se cree invulnerable y
un
mortal héroe se cree imperecedero…
las
peores tragedias sociales se evidencian cuando
quien
se cree un héroe genera burlas y risas
que
tiene que callar produciendo miedo.
Dos
mil cuatrocientos ochenta y nueve años nos separan del nacimiento de este autor
de tragedias que, con sus obras, realizó varias innovaciones en el mundo del
teatro que hoy tienen validez y que se pueden resumir en colocarle debilidades
a los héroes casi todopoderosos y el haberle dado un enfoque psicológico a los
personajes de sus tragedias. De estos hechos se puede deducir que su gran
lección de poder puede estar en el conocimiento y el manejo que tanto el héroe
(que asociaremos con el líder que tiene y maneja un poder) como los que le
rodean perciben, evalúan y se comportan frente a sus realidades psicológicas y
humanas.
De
esta manera cuando uno lee o ve, en gran parte de las obras de Eurípides, la
profundización psicológica del personaje, enfrentándose a sus defectos y a los
conflictos que les produce, uno puede pensar en la presencia de un excelente
psicólogo que trataba de explicarse el mundo que veía y vivía a través de las
interrelaciones entre las diferentes psicologías. Aquí, puede estar la gran
lección de poder a que nos somete quien nació en Salamina, hace dos milenios y
medio, saber captar las debilidades que tiene cada personalidad que tiene poder
y que, a través del conocimiento y del manejo que tenga de ellas, es que
–probablemente-, tenga efectos contundentes, positivos y negativos sobre
quienes ejerce poder.
Ya
sea en un proceso de autoevaluación como en otro en el cual se haga una
evaluación crítica a quienes ostentan el poder, la identificación de las
debilidades de cualquier tipo y de las fortalezas, generan un marco inicial
para entender muchas dinámicas que han pasado, que pasan y que, incluso, podrán
pasar en el futuro y que, más allá de Eurípides y de su concepción trágica
(todo termina mal a pesar de todos los esfuerzos que se hagan), pueden
explicar, justificar (contestar los por qué) y hasta legitimar (contestar los
para qué) de las actuaciones de cada uno de ellos, dando el poder que se genera
en el entendimiento de las realidades que, aunque nos sean adversas, colocan un
marco de acción, completamente diferente, a cuando no se entiende nada de las
dinámicas de poder que realiza un determinado líder.
Esta
realidad pareciera ser enfática en toda lucha de poder, por tonta que pueda
parecer. La ubicación de las principales debilidades de alguien que ejerce
poder es algo que debe tener presente cada actor, héroe o líder, para
confrontarlas con las propias y poder actuar de mejor manera ante esa
realidad.
Eurípides,
con la introducción de la realidad psicológica del héroe, nos da pie para que
reflexionemos sobre el poder que da el conocimiento psicológico, propio y
ajeno.