La noche de los cuchillos largos
A. Y cuando la noche se
hizo día por el incendio del Reichstag
Apareció mi hermano en la puerta y no le
di la mano.
B. Yo soy tu hermano.
A. Lo eres tú.
Y si lo fueras, por qué te apareces
Ante mi cara con manos rojas
De sangre de los nuestros. Estarías tres
veces muerto.
B. Eso quiero, hermano, por eso estoy aquí.
A. Me llamas hermano. Y ya no lo soy.
Entre nosotros pasa un cuchillo llamado
traición
Y eres tú quien lo ha forjado.
B. Y lo soy y mi mano está roja
Dame lo que te pido, mi muerte.
A. -Dijo mi hermano el que ya no lo era
Sino una mancha y un peligro.
Ellos lo habían torturado en sus sótanos
Y andaba ahora en camisa parda y comía de
sus platos.
En sus manos las heridas estaban frescas
Ahora su revólver estaba sobre la mesa-.
Hazlo tú mismo.
B. Si pudiera, hermano, lo haría.
Ya no soy el que era.
A. Qué me importa.
B. Somos de la misma madre.
A. Arrástrate de retorno.
B. Mi puesto estaba junto al tuyo en la
fábrica.
A. Ojalá el alambre de acero te hubiese
destrozado.
Debí saber en qué te convertirías.
B. También estuve en la huelga general
En la Puerta de Brandemburgo entre
gritos de viva
Con la verdad bajo el brazo estuve
contigo.
A. Tu camisa es parda, esa es la verdad ahora
y aquí.
B. La verdad ahora y aquí. Quieres leerla.
Por tres semanas he sido papel
Sobre el que tu enemigo y el mío escribió su verdad
(Se quita la camisa parda. En su pecho una
cruz gamada aún fresca. )
Y lo que de tu hermano quedó
Es el traidor.
A. Qué estás esperando.
Haz tu trabajo, hermano. Luego mira
Cómo me desuellan, y con buenas razones.
Sea como sea, no seré vuestro perro.
B. Debo acaso decirte cómo se convierte a un
hombre en un perro.
A. Lo veo en ti: has llegado lejos.
Métete en tu pellejo, perro, afuera ladra
la plebe
Y arranca de un mordisco tu parte del
botín.
(Pausa. Ruido de la
cuidad.)
B. No abrí la boca en las celdas de la
Gestapo.
Al salir no era más claro el día.
Vosotros pasábais a mi lado ajenos
Mi sangre aún no se había secado en mi
camisa.
Por vosotros había doblado el lomo, ahora
Para mí sólo quedaba el basurero y estaba
ocupado.
Durante la segunda función tras tres
semanas de pausa
Me sentía en la celda casi como en casa.
El apretón de manos sustituido por la
patada.
Cuando alguien saltaba la cogían conmigo.
Como si yo fuera el chivato.
Ahora cómprate algo para tu honor de
proletario.
(Se pone la camisa parda.)
Mi compra fue, donde hay un perro hay un
pellejo
La camisa parda, el carrusel se mueve a la
derecha
Y las botas se sienten, no estás solo
Levantas la cachiporra y los otros
gritan.
Eso era todo. Miré al fondo de mí.
La Noche de los Cuchillos Largos pregunta
quién a quién.
Yo soy uno y soy el otro.
Hay uno de más. Quién arrastra a quién.
Toma el revólver, haz lo que yo no puedo
Dejar de ser un perro y ser tan sólo un
hombre muerto.
A. Y mientras los nuestros gritaban en las
celdas
Los Cuchillos Largos andaban cortando por
Berlín
Mataba al traidor, mi hermano, yo.